miércoles, 20 de agosto de 2008

El prócer Castaño

Por: César Idárraga Guerrero

El pasado 9 de agosto, la revista Semana publicó un artículo titulado “El testamento de Carlos Castaño”, donde el terrorista que llevaba a cuestas miles de asesinatos, secuestros, torturas y demás atrocidades que puedan existir, queda como el prócer indignado porque su organización maquiavélica se estaba ensuciando con algunas toneladas diarias de polvo blanco, y para él eso era inadmisible.
En un aparte del artículo se cita una de las cartas de Castaño donde se muestra preocupado porque las drogas ilícitas le iban a hacer perder legitimidad a su lucha. Es que eso del narcotráfico es una cosa muy complicada, en cambio desmembrar personas, hacer masacres, desplazar gente, no es tan grave. Esas cosas menores hacen parte de la lucha armada y lo mejor es que por esas sutilezas no extraditan a nadie, ah, y si de paso se tropieza con un buen acuerdo de “justicia y paz”, hasta con dos o tres confesiones puede lograr muchos beneficios.
Castaño también estaba indignado con lo del plan Birmania: que pretendía convertir a Colombia en un país dominado por el crimen, imagínese semejante utopía, pero Castaño que era un filántropo innato denunció a los gestores de tan malvado intento, él apenas si llegaba a los 12.000 hombres en armas, y comandaba una de las organizaciones más temidas del país, además, sólo tenía vínculos con más de 60 congresistas y una amistad estrecha con el Ejército Nacional. ¿Será que con tantos vínculos no estaba Colombia dominado por el crimen? , o mejor aún ¿Qué diferencia existe entre Seguridad Democrática y Plan Birmania?
Pero Carlos Castaño ante todo era un diplomático, o al menos eso lo evidencia el documento enviado a Richard Boulton en agosto de 2002, donde después de las intensas luchas por su liberación, le escribe para que quede claro que por supuesto él no tuvo nada que ver en lo de su cautiverio y le informa quién fue el autor intelectual del hecho (el coronel de la Policía Danilo González). Si don Boulton era de tan mal carácter como don Castaño, ¿Quedaría resuelto el asesinato en el 2004 del coronel?
Lo que Semana no encontró entre tantos documentos, fueron las denuncias sobre los crímenes de Hector Abad Gómez, Jaime Garzón o los más de 100 asesinados en la masacre del salado, o los miles de muertos atrancados en el Cauca, o en el Sinú.
Pero como no todas las historias tienen un final feliz, Carlos Castaño fue asesinado por su propio hermano en el 2004, y sus amigos los otros jefes paramilitares fueron extraditados. Lo raro es que la violencia no cesa y el Birmania al que tanto le temía Castaño está a punto de extenderse por otros 4 años.

1 comentario:

Anónimo dijo...

vos y tu Abad,,, ahí estás pintao,, jejje



Castaño finalmente fue un Hijueputa que lo único que sabía era torturar y mandar a matar, un intolerante que pensó el conflicto como un negocio y que nunca dejó avanzar la posibilidad de conciliar acuerdos como los que Jaime Garzón alguna vez intentó;por eso lo mandó a matar.

Amigos