DE CONQUISTA

La famosa frase “echar los perros” puede tener una connotación que trasciende a un significado más complejo, incluido el literal.

Si usted es un galán de pueblo o ciudad, dispuesto a echarle los perros a cualquier niña, debe tener en cuenta una serie de factores que pueden desilusionarlo en el intento.Para darle un poco de contexto, mire la historia desde finales de los 80´s y hasta nuestros días. Desde momentos como la bomba al espectador, hasta infiltraciones del narcotráfico en la política y próceres de la mafia desde Don Pablo hasta Don Berna (o cualquier honorable congresista).

Pero por qué hablar del narcotráfico se preguntaran algunos, pues muy sencillo porque esta actividad trae más dinero y de manera más rápida que cualquier “negocito bien”. Si a principios de los 90 un apartamento en un barrio distinguido de la ciudad oscilaba alrededor de los 10 millones de pesos, el auge del narcotráfico daba para pagar diez veces más ese valor, con la única condición que fuera vendida y desocupada en el menor tiempo posible.

Es así como el imaginario de nuestras mujeres (a Dios gracias no todas) se fue tornando en la búsqueda de una vida “sin preocupaciones”. Esta hipótesis es fácilmente demostrable al momento de hablar con una fémina de unos 18 años,(estratos 0,1,2,3 y me atrevo decir 4 y 5), que acaba de terminar su colegio y está ansiosa en su casa esperando a que su narco príncipe azul le proponga ese futuro “ideal” que su vasta ignorancia le impidió construir.

Es así que para usted querido galán, si quiere acercarse a una niña de estas, debe estar preparado con no menos de un carro, oler a Carolina Herrera o a don Hugo Boss, tener al menos un prenda de oro, (si es plata asegúrese que sea gruesa) y, que sus conversaciones se basen en lo que usted esté haciendo por conseguir más dinero. No se cohíba en hablar de mujeres, lo importante es que no vaya a dejar de hablar nunca de dinero, si es capaz de mantener el equilibrio de la conversación entre lo perro que usted ha sido y el dinero que tiene y todo el que le falta por conseguir, no tiene de que preocuparse. A ellas no les va a importar. El caso es que usted sea esa lamparita de Aladino a la que ellas le pueden pedir todo. Y fresco que a lo de los cachos ellas no le prestan mucha atención después que usted se maneje bien con el billete.

Ahora, en el peor de los casos usted fue un tipo bien criado, con unas bases morales medianamente bien instauradas, de clase media , por supuesto católico y que a duras penas tiene para el bus. En ese caso mi querido amigo, la cosa se torna difícil. Debe empezar a contemplar la idea de cambiar de bando o empezar a ahorrar para irse del país. Eso por allá usted es ese latino ardiente, claro, después de lamberle el trasero a cuanto extranjero se le atraviese.

Por eso amigo, mi consejo es que se vaya para una universidad, un colegio o donde usted quiera, se siente con varias divas y déjelas que hablen, ellas solitas se irán delatando. No Deje que lo ilusionen las caras bonitas, las tetas redondas o los culos grandes.

La buena noticia es que el virus no ha podido contagiar a todas las mujeres (a Dios gracias), existen algunas que piensan es su futuro (la buena noticia es que piensan), saben de dónde vienen y para donde van, esas son las que valen la pena, las que hicieron el balance entre el vislumbramiento del dinero de los narco príncipes y pensar en algún día en la situación de tenerle que pedir, a un macho, plata para unos calzones. Dignidad!!!

Sin pretender ser el gurú de la conquista, por lo menos si aspiro a mostrarle un poco qué pasa en nuestra degeneración